Metodología de proyectos: ¿Ágil o Cascada? Tú eliges
En Gestión de Proyectos podemos seguir una metodología ágil o cascada. Pero… ¿cuál es mejor y por...
Durante las últimas dos décadas, SAP ha logrado posicionarse como una de las mejores soluciones ERP del mercado y ha resistido el indiscutible empuje de las alternativas ofrecidas por otros gigantes como Oracle o Salesforce.
No cabe duda de que SAP no tendría una posición privilegiada en el mercado si no brindase un servicio excelente y proporcionase la estabilidad y seguridad que la caracterizan.
Sin embargo, este software presenta una serie de limitaciones y desventajas que deben ser sopesadas.
Adquirir SAP implica un desembolso económico que no cualquier empresa puede permitirse.
A la inversión necesaria en hardware y software, hay que añadir la dedicación de un equipo de IT experto en esta herramienta para que supervise todo el proceso.
Por otra parte, el coste derivado del mantenimiento y las actualizaciones correspondientes contribuye a convertir a este ERP en un gasto fijo, más que una inversión.
Pero eso no es todo.
Con el fin de garantizar el éxito de la implantación y poder sacarle el máximo rendimiento a la herramienta, los empleados de tu organización necesitan someterse a un costoso proceso de formación.
Esto genera una fuerte dependencia de la empresa respecto a aquellos empleados que cuentan con la formación necesaria, dado que su marcha de la organización puede suponer una grave pérdida de valor.
En definitiva, los costes directos e indirectos generados por la implantación de SAP contribuyen a elevar considerablemente su TCO.
Si por algo es conocido SAP y la mayor parte de soluciones ERP es por su alto nivel de complejidad.
De hecho, es frecuente que las empresas opten por una implantación escalonada entre sus departamentos, con el fin de facilitar que los empleados puedan aprender a utilizar la herramienta.
Lo que me lleva al siguiente apartado.
El periodo de implantación completa de SAP o un ERP semejante oscila entre 1 y 3 años, dependiendo de las características del negocio y la envergadura de su infraestructura.
Además, resulta muy complicado conocer un plazo preciso por anticipado, debido a que las necesidades de personalización se vuelven más evidentes una vez se ha iniciado el proceso.
Esta dilatación y falta de concreción de los plazos hace que el cálculo del Time-to-Value, así como la valoración de la propia inversión resulten bastante inciertos.
Por todos es sabido que los paquetes de SAP incluyen un listado cerrado de funcionalidades que no tienen porqué adaptarse a las necesidades específicas del cliente e incluso pueden excederlas innecesariamente.
Esto no sólo dificulta la aceptación por parte de los usuarios, sino que supone una clara sobre-inversión.
Aunque la mayor parte de los suministradores de ERPs aseguran que este tipo de herramientas confieren una visibilidad completa y holística de los procesos, la realidad es algo distinta.
SAP, como el resto de ERPs es una excelente herramienta de gestión de los datos pertenecientes a los procesos de cada uno de los departamentos. Sin embargo, no logra aportar la visión global del negocio y, por tanto, no resulta útil a la hora de optimizar los procesos, especialmente, cuando hay varios departamentos involucrados.
La rigidez de los sistemas ERP como SAP tiene múltiples repercusiones, entre las que destacan las siguientes:
Como te indicaba al principio, SAP presenta una serie de retos y limitaciones. La cuestión es que, si tu empresa necesita un ERP, no puedes dejar de implantar la herramienta.
Lo que sí puedes hacer es complementarla con una solución que resuelva sus limitaciones y amplíe sus funcionalidades de una manera eficiente.
Si quieres descubrir cómo hacerlo, te invito a leer este otro artículo en el que explico todos los detalles: “Cómo mejorar tu ERP con una solución de gestión de procesos”
Director de Desarrollo de Negocio de AgilePlan. Más de 15 años de experiencia en consultoría IT. Entusiasta de las tecnologías y fiel defensor de la evolución de los negocios.
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