Al contrario de lo que el gran público pueda creer, el Internet de las cosas o IoT (Internet of Things) no es un mero fenómeno de carácter tecnológico, sino un tractor de la transformación digital de nuestra sociedad y tejido empresarial.
No obstante, para comprender el verdadero alcanza del IoT es necesario tener en cuenta las bases sobre las que está cimentado.
El IoT es el resultado de la convergencia de 3 tendencias de la digitalización de los ecosistemas de nuestras organizaciones, así como del entorno en el que vivimos.
Por un lado, la proliferación de los dispositivos móviles y las redes sociales ha permitido un nivel interconexión entre los usuarios, desconocida hace tan sólo una década.
En segundo lugar, el análisis de datos ha permitido crear modelos predictivos sorprendentemente fiables, cuyas aplicaciones están en continuo crecimiento.
La nube ha servido como plataforma para sustentar el crecimiento de múltiples modelos de negocio, gracias a una mejor escalabilidad en la capacidad computacional y de almacenamiento de datos. Actualmente existen sensores de de bajo coste que pueden recoger y enviar información muy diversa a sistemas de gestión para su análisis y tratamiento.
La cuestión es que el IoT no sólo ha sido posible gracias a la combinación de estas tendencias tecnológicas, sino que también las está influenciando, hasta el punto de sobrepasar la capacidad actual para explotar su potencial.
Por ejemplo, de acuerdo con el artículo “The biggest data challenges that you might not even know you have” publicado en 2016 por IBM, las empresas no logran explotar los datos recogidos. De hecho, el 90% de los datos mundiales han sido creados en los últimos 2 años.
Sin duda, ésta es una excelente muestra del impacto del IoT sobre la transformación digital.
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Piedras en el camino de la transformación digital
Al margen de los ordenadores de sobremesa y portátiles, la espectacular explosión del uso de los smartphones y tablets han facilitado mucho la comunicación entre personas. El IoT añade además comunicaciones entre dispositivos y personas, así como entre dispositivos y sistemas.
El IoT está permitiendo que los entornos y objetos físicos sean conectados a la red digital, convirtiendo en recolectores de información.
Semejante cantidad de datos permite a los gestores de un negocio tomar mejores decisiones, basadas en datos recogidos en tiempo real y de una forma mucho más próxima y directa.
Por supuesto, esto tiene un evidente impacto en la estimación de los costes y la gestión del riesgo.
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¡Pero eso no es todo!
Gracias la inmediatez y atomización en la recogida de los datos, es posible realizar cambios de una forma más rápida, adaptándose a cualquier alteración del entorno.
Se puede así testar nuevos productos o servicios a escala, recoger la información y adaptar la propuesta con una extraordinaria celeridad.
Las implicaciones en la industria, por ejemplo, son más que evidentes.
Este ámbito puede ser motivo de un largo análisis por sí solo.
De acuerdo con unaencuesta elaborada por GT Nexus y Capgemini, el 70% de las empresas de retail y manufactura ya han adoptado algún tipo de iniciativa de transformación digital en su cadena de suministro y operaciones logísticas.
La interconexión entre la maquinaria, el transporte industrial y la infraestructura IT de las empresas permite un mayor nivel de interacción y reacción. Así los gestores y encargados de las instalaciones pueden optimizar los procesos y reducir los costes operativos.
Igualmente, los departamentos de I+D pueden acelerar el desarrollo de nuevos prototipos, probando nuevas funcionalidades y pivotando fácilmente, ante la respuesta de los usuarios.
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