Y con nuestros comercios, ¿qué?
Multitud son los problemas que la pandemia que estamos padeciendo ha generado en el entorno sanitario y económico de nuestra sociedad. Nuevos paradigmas de interrelación entre las personas, marcados fundamentalmente por reglas de distanciamiento y mínima interacción entre las mismas, condicionan la manera que teníamos concebida de relacionarnos a nivel colectivo e individual tanto en el aspecto personal como profesional de nuestras vidas.
Es sin duda el gran reto y, desde luego también, una gran oportunidad. Oportunidad, qué duda cabe, para definir nuevos modelos de relación que redunden en mejoras de nuestro modelo social y económico, y que permita reinventarnos superando problemas estructurales que seguían pendiente de una respuesta.
La crisis, en mayor o menor medida, de manera directa o indirecta, ha afectado y lo seguirá haciendo mientras la situación no torne hacia derroteros distintos, a nuestro tejido económico y productivo.
Buena parte de ese impacto negativo lo están experimentando los sectores económicos ligados al comercio, hostelería, restauración y servicios auxiliares, que tenían su epicentro de actividad en el núcleo urbano de las ciudades y los municipios.
En primer lugar, buena parte de la masa de consumidores que sustentaban la actividad de este tipo de establecimientos provenía de otras zonas de la ciudad o del municipio y que, ante el pavor que genera el desplazamiento y la posibilidad de entrar en contacto con otras personas en entornos “potencialmente contagiosos”, vienen evitando transitar estas zonas urbanas comerciales. Unida a esta situación, la drástica caída en el número de visitantes y turistas a estos destinos orquestan una combinación letal para la actividad de estos sectores.
Esta situación mantiene a los propietarios y empleados de estos establecimientos en una situación de ansiedad y estrés por anticipar cuándo y de qué manera se producirá la deseada recuperación que permita salvar sus negocios y evitar el cierre de los mismos. De igual manera, genera una honda preocupación en los gestores municipales que ven cómo la fotografía del centro de sus ciudades ha cambiado de la noche a la mañana, encontrando cada vez más establecimientos cerrados, afectando de manera exponencial en las cifras económicas y en el empleo. La escasa afluencia de clientes que han experimentado este tipo negocios y establecimientos, unida a la brecha digital que acusan muchos de ellos y que les ha impedido poder generar canales alternativos de interacción con sus clientes, ha resultado una combinación letal para su actividad. También, en contraposición, aquellos que han sabido o podido embarcarse y girar el rumbo de su actividad gracias a dicha digitalización, remontan el vuelo y retoman niveles de actividad ciertamente optimistas.
Son muchas las iniciativas que se estudian para intentar generar nuevos modelos de relación económica que permitan reducir el impacto de la nueva situación en estos sectores. Desde Cibernos, estamos acompañando a ciudades y municipios en este proceso, entendiendo la situación y proponiendo nuevos modelos de impulso y gestión por parte de las Administraciones Locales para este ecosistema, en clave digital y tecnológica.
Hemos trabajado intensamente en estrategias y modelos de digitalización que permitan replicar los casos de éxitos, basados en esa nueva interacción digital, en el mayor número de establecimientos y actividades posibles, abordados como gran novedad bajo el prisma del formato mancomunado y en clave de servicio. Esto, que en nuestra compañía denominamos MarketPlace as a Service, otorga una herramienta de dinamización económica en clave ciudad, que une todas las bondades y ventajas del comercio digital, mancomunado como referíamos anteriormente, unido a la prestación de un servicio que fomenta, persigue y premia el uso de estas herramientas tanto por parte de los establecimientos como por parte de los potenciales clientes.
Igualmente, en clave turismo, permitirá empoderar al destino en clave comercial y de oferta, permitiendo una interacción digital y personalizada con sus visitantes, ya desde el lugar de origen, acercándolos lo más posible a una experiencia total con el destino.
Finalmente, no quiero despedirme sin dejar de reconocer la labor de tantos profesionales de sectores diversos que, con su trabajo y esfuerzo, están ayudando a enfrentar esta terrible situación. Muy especialmente, por lo que vivo a diario, a los relacionados con el sector tecnológico, que ayudan incansablemente a definir nuevos modelos de gestión en todos los ámbitos de la sociedad, desde el prisma de la innovación y la sostenibilidad.