La cultura ética empresarial en una organización nace en la alta dirección y se distribuye por toda ella. Todos son actores. Y, por ello, cada uno sería responsable de comportarse de acuerdo con ella. ¿Pero qué pasaría cuando observamos que un compañero no la cumple de forma reiterada y que por beneficio propio, o de uno supuesto para la empresa, no la cumple?
El canal ético sería el medio a través del cual se vehiculan estos “comportamientos reiterados de incumplimiento”. Así, una primera misión del canal ético será gestionar adecuadamente estas denuncias, además de dar respuesta a un requisito de todo sistema de cumplimiento: disponer de un canal de denuncias.
El primer aspecto a considerar es: ¿vamos a tratar denuncias nominales o anónimas?
En el primer caso, el Canal Ético debe estar dotado de una plataforma donde los clientes, usuarios, proveedores o colaboradores de la empresa puedan reportar casos de conductas no éticas o que incumplan legislación, regulaciones o políticas internas, etc. que además gestione la denuncia con los procesos de análisis y la comprobación de evidencias, pero que garantice la identidad del denunciado, porque si el denunciado no se siente protegido, el canal no se utilizará.
Y si te sientes impotente de poder llevar a cabo un sistema de este tipo en tu organización, piensa en contratar un servicio de intermediación externo.
Cuando se trata de un canal basado en denuncias anónimas, el sistema soporte para la gestión del canal se simplifica, centrándose en la operativa de análisis de las pruebas aportadas y en la aplicación del sistema disciplinario establecido.
Sencillamente porque es una forma muy barata de conocer de primera mano los comportamientos incorrectos del personal y, de forma simultánea, reforzar la cultura de cumplimiento en la organización; así sin disponer de costosos equipos de auditoría o inspección se detecta y persigue a quien no lo haga adecuadamente según las normas establecidas.
Que las empresas sean transparentes es algo que gusta a los trabajadores y a los clientes, por lo que es una manera de tener un compromiso con todos ellos y actuar de manera justa frente a cualquier circunstancia.
Pero además, es completamente necesario para las empresas, porque podrán ser conocedoras de los problemas internos o conflictos que pueda haber. Estos nunca traen nada bueno, por lo que será una forma de conocer, de manera temprana, las situaciones conflictivas, reclamaciones de clientes, de usuarios, etc.
Muchos empleados u otras personas vinculadas a la organización, en algún momento, no tienen muy claro cómo actuar frente a comportamientos o situaciones no habituales. Por ello, saber que pueden recurrir al canal ético para aclarar sus dudas es siempre muy bien recibido.
En muchos casos, dependiendo de la plataforma en cuestión, dichas denuncias pueden enviarse de forma anónima, lo que favorece que las personas que de verdad detecten algún problema tengan esta iniciativa, por medio de un simple formulario web que permita anexar ficheros o por correo postal, o de forma identificada donde además podrían usar el correo electrónico o el teléfono. La máxima es que tiene que llegar a todos y a todas y garantizar el nivel de seguridad adecuado.
¿Y yo, cómo me debo comportar?
Hay un razonamiento que responde a un argumento muy simple: compórtate como si te estuvieran vigilando todo el tiempo y si tienes dudas, consúltalas.
En este caso, la gestión del canal ético recae en un proveedor externo (outsourcing). Cuando no se dispone de medios adecuados humanos o técnicos la gestión se delega en consultores externos especializados en dicha materia, altamente cualificados e imparciales.
¿Qué opinas acerca del canal ético? ¿Habías oído hablar antes de este concepto?. ¿Es una asignatura pendiente en tu empresa?