La figura del Chief Data Officer (CDO) es una recién llegada al organigrama de la mayor parte de las empresas y es una consecuencia directa del proceso de transformación digital corporativo.
Sin embargo, aún hay cierta confusión acerca del encaje que este puesto tiene dentro de una organización y cuáles son las características y habilidades que debe reunir.
Este artículo trata de ser una primera aproximación a una figura que, con el paso del tiempo, va a ganar una importancia radical dentro del cuerpo ejecutivo de las empresas.
No cabe duda que un perfil como éste requiere de un background fundamentalmente analítico. Pero, ¿acaso eso es todo lo que se puede esperar de un CDO?
¿Cuáles son las habilidades imprescindibles de un CDO?
La capacidad de comunicación es una habilidad imprescindible en cualquier alto ejecutivo. No obstante, en el caso del CDO, esto cobra aún más importancia debido a la naturaleza de su ámbito de actuación.
Este profesional debe ser capaz de traducir el complejo lenguaje analítico de su equipo y hacerlo comprensible para los responsables del resto de departamento, encargados de tomar las decisiones estratégicas.
Sólo así, podrá crear valor para el negocio de la información recogida y generada por la organización.
Con frecuencia, las expectativas que el cuerpo ejecutivo deposita en la analítica son totalmente desmesuradas.
El CDO debe ser capaz de establecer unas bases realistas de objetivos y resultados factibles como consecuencia de la implementación del análisis de datos a gran escala.
De lo contrario, no sólo se arriesga a defraudar al resto del cuerpo directivo, y lo que es peor, en caso de que determinadas decisiones se posterguen y sometan al resultado de los informes de su departamento, podría estar poniendo en peligro la viabilidad del propio negocio.
La irrupción del Big Data y los nuevos modelos predictivos ha supuesto toda una disrupción en los procesos habituales de la mayor parte de los departamentos de las organizaciones.
Figuras como el CIO y el CMO se sienten más afines a estas nuevas metodologías y tecnologías, dado que han tenido la oportunidad de aproximarse a ellas desde los inicios de la transformación digital corporativa.
Otros departamentos no han tenido esa suerte y podrían presentar una gran resistencia al cambio. Es más, la llegada de un nuevo puesto puede ser interpretada como una pérdida de cuota de poder por parte de otros miembros del cuerpo ejecutivo.
Un buen CDO debe gestionar con tacto estas relaciones internas, trabajar como un agente del cambio y ser capaz de promover las virtudes del análisis de datos entre dichos departamentos o, de lo contrario, el alcance de su trabajo podría verse notablemente reducido o amenazado.
Ningún analista de datos que aspire a tener un puesto de responsabilidad dentro de una empresa puede permitirse el lujo de limitar sus conocimientos a un abanico cerrado de herramientas analíticas.
Se requiere disponer de la máxima versatilidad, conocer el mayor número posible de frameworks de procesamiento de datos y estar en un continuo proceso de aprendizaje.
De hecho, una de las funciones propias del CDO consiste en liderar parte del proceso de transformación digital, manteniendo a la organización al corriente de las últimas y mejores prácticas en el análisis de datos.
Esta es una característica muy frecuente en este perfil debido a que aún hay muy pocos profesionales que cuenten con una formación únicamente centrada en el ámbito analítico.
Lo más frecuente es que este perfil esté ocupado por profesionales provenientes de las ciencias computacionales, la estadística, la matemática u otras ingenierías semejantes.
En ese contexto, la gestión del talento se vuelve una habilidad prioritaria en cualquier CDO que pretenda contar con un equipo humano de garantías.
Por lo tanto, los conocimientos técnicos del máximo responsable de análisis de datos deben verse complementados con habilidades mucho más próximas al ámbito de los recursos humanos, tales como las técnicas de reconocimiento y motivación, el feedback o el mentoring.