El cumplimiento normativo de las empresas, cuya responsabilidad se manifiesta en la figura del Compliance, ha alcanzado un nivel clave en el control de riesgos de estas. En la actualidad, la figura del Compliance ocupa un lugar decisivo en la dirección, y su mayor reto se encuentra enfocado a los siguientes ejercicios:
Como su propio nombre indica, el cumplimiento normativo hace referencia a cumplir y respetar las normas vigentes por las que se rigen las empresas en los diferentes ámbitos en los que se desarrolla su actividad. En la actualidad, el cumplimiento normativo de las empresas es una preocupación legal para muchos sectores. Las normas que regulan su ejercicio establecen las directrices necesarias para abordar los problemas y prácticas de una manera eficaz.
Las normas permiten introducir el orden dentro de las empresas. Por esta razón es fundamental contar con una figura responsable y capacitada que asegure y garantice su cumplimiento. Cada vez son más amplias las exigencias dirigidas hacia el Compliance: hace algunos años, a las compañías les bastaba con desarrollar estructuras organizativas, sistemas de registro y control, y procedimientos internos necesarios para cumplir con la normativa vigente en estas materias.
A medida que han ido pasando los años, los requisitos de las empresas se han ido extendiendo, de manera que, en la actualidad, ya no sirve con una mera evaluación y gestión de riesgos, sino que hay que hacer una gestión de cumplimiento normativo. El Compliance ha interiorizado, así, un mayor nivel de auto exigencia que se traduce en las siguientes acciones: mejorar la ejecución, mantener los datos e informes, permanecer la transparencia de las actividades, y aprovechar los avances en tecnología como recursos que ayudan a la automoción y eficiencia en la gestión de cumplimiento de las empresas.
El cumplimiento normativo tiene gran importancia dentro de la actividad que desarrollan las empresas, pues sin él es prácticamente imposible que el ejercicio de estas se realice correctamente. Pese a ello, el responsable de controlar estas tareas, manifestado en la personalidad del Compliance, ocupa un lugar superior e independiente dentro de la entidad. Entonces ¿por qué las empresas deberían invertir en el cumplimiento normativo? Por las siguientes razones:
El concepto de ‘Compliance’ todavía es desconocido para determinadas empresas, pues se trata de una figura que todavía se está gestando en algunos sectores. Sin embargo, su presencia en las diversas compañías que habitan el mercado mundial se vuelve cada vez más imprescindible. Sobre todo, en aquellos sectores que se encuentran regulados por un campo amplio de leyes y normas. Los expertos en cumplimiento aseguran que esta necesidad se hizo más aguda desde que se llevara a cabo la reforma del Código Penal en 2010.
Desde entonces, la idea de establecer un departamento específico e independiente manifestado en el Compliance se ha ido extendiendo entre las organizaciones. No obstante, pese a la autonomía del departamento y el control de factores tan diferentes que lo convierten en independiente, la cultura del cumplimiento normativo y de la ética empresarial forman parte de todos, pues cada uno debemos hacernos responsables ante las tareas específicas que nos corresponden.
En el comienzo de este apartado hablábamos de la novedad que todavía supone el Compliance para algunas empresas. Sin embargo, no podemos decir que el fondo de esta cuestión es reciente en materias como la protección de datos, por ejemplo. Las leyes, normas y reglamentos por los que se rigen las empresas van actualizándose, de manera que alguien tendrá que encargarse de adaptarlas. Un ejemplo próximo de este fenómeno es la aplicación del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) a partir del 25 de mayo de 2018.
Invertir en cumplimiento normativo es invertir en calidad empresarial.